Breve historia de la Trinidad

 

 

 

 

 

 

 

Desde el inicio del cristianismo en Sevilla

Tradicionalmente se le ha atribuido el origen del actual edificio a las cárceles donde sufrieron suplicio en el año 287 d. C. las primeras mártires sevillanas y hermanas alfareras Santas Justa y Rufina, patronas y protectoras de la ciudad. La zona es rica en restos arqueológicos funerarios (desde el siglo I al VIII) siendo la necrópolis de la época visigoda. Situadas en las nuevas edificaciones de la carretera de Carmona, (cuando San Isidoro difunde la devoción a las santas) la más destacada. La cripta de la actual Basílica. La zona más antigua, es donde hunde sus raíces el cristianismo en Sevilla.

Los Trinitarios promovidos por Fernando III el Santo

Tras la reconquista de Sevilla en 1248, el rey santo en su repartimiento, concede los terrenos a la Orden de los Trinitarios Calzados. Hay constancia de un templo medieval que recibirá los privilegios y atenciones de los monarcas desde Alfonso X a Enrique XI de la Casa de Guzmán. Derruida la anterior iglesia gótico-mudéjar por orden del trinitario Fray Pedro de Ahumada en 1617, el templo actual se inicia en 1620 y se dedica a las Santas Justa y Rufina el 28 de abril de 1627. Sobre planta de Fray Juan Miguel de Peñalosa, aconsejado por Miguel de Zumárraga, Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla, fue encargado a Andrés de Oviedo y a Juan de Segarra siendo éste último su arquitecto desde 1631. Tras el hundimiento· de parte de la iglesia debido al terremoto de 1755, se reconstruyen el coro, el campanario y la entrada.

Una ajetreada historia en el siglo XIX

En 1810 fue saqueada (se perdieron obras de Zurbarán, Pacheco. Montañés …) y casi destruida por las tropas napoleónicas. Restaurada y abierta al culto por los trinitarios, sufre la exclaustración en 1835. El antiguo convento trinitario pasará por diversos usos: escuela de agricultura, cuartel de artillería, lazareto, cárcel y hospital militar … En 1844 se solicita su apertura al culto. Sobrevive a la Revolución de 1868 y pasa a ser Seminario Menor en 1888.

La llegada de los Salesianos

Aunque en febrero de 1882 el Cardenal fray Joaquín Lluch y Garriga, arzobispo de Sevilla,  toma posesión del antiguo convento trinitario  calzado para que se establecieran los salesianos, no será hasta julio de 1892 cuando los hijos de Don Bosco tomen posesión del mismo abriendo su oratorio festivo. Definitivamente  instalarán su comunidad y sus escuelas profesionales el 4 de enero de 1893, siendo cardenal de Sevilla Don Benito Sanz y Forés.