Episodios mitológicos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diosas y madres: Deméter y el rapto de Proserpina

Realizado por Carla Díaz Márquez y Javier Domínguez Vargas 

El primer domingo de este mes de mayo pudimos celebrar el día de la madre, una festividad que recuerda a esas figuras importantísimas de la familia que son, además, pilares fundamentales que sustentan la misma.

Sin embargo, la importancia que se le ha dado a las madres durante toda la historia de la humanidad ha sido bastante pobre en gran parte de esta. Y posiblemente el lector se esté preguntando ahora, ¿y por qué sucedía esto? Pues bien, la respuesta es bastante sencilla: la propia desigualdad y desvalorización que ha vivido siempre la mujer. Aunque esto, a ojos de una sociedad actual, se tiene que ver como una barbarie de mal gusto, ya que no es necesario explicar la relevancia que posee el papel de la matriarca en una familia (y ya no solo en el de dar a luz al hijo o hija, el cual es uno de los principales y más evidentes).

Este caso prácticamente parecido tuvo que vivir la diosa romana Ceres; diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Era hija de Saturno y Ops y, por lo tanto, hermana de Juno, Vesta, Neptuno, Plutón y Júpiter. Además, con este último, engendró a la que fue su más querida hija, Proserpina.

Como anteriormente ya había mencionado, sería Ceres la que viviría un episodio hecho sin tener cuenta su papel de madre: el famoso rapto de Proserpina por parte de su tío, Plutón. Este mito relata que Venus, para dar amor a Plutón, envió a su hijo Cupido para que  le lanzase una de sus flechas. Proserpina estaba en el lago Pergusa (Sicilia), bañándose y jugando con algunas ninfas. Entonces Plutón surgió del cercano volcán Etna con cuatro caballos negros y la raptó para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo grecorromano, del que era gobernante.

Su madre inició una búsqueda inútil por todos los rincones del mundo, pero solo encontró un cinturón que flotaba en un pequeño lago formado por las lágrimas de las ninfas. En su desesperación Ceres detuvo enfurecida el crecimiento de frutas y verduras, lanzando una maldición sobre Sicilia, rehusó volver al Olimpo y empezó a vagar por la tierra, convirtiendo en desierto lo que pisaba.

Preocupado, Júpiter envió a Mercurio para que mandara a Plutón que liberase a Proserpina. Este obedeció, pero antes de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada (un símbolo de fidelidad en el matrimonio), de forma que tuviese que vivir seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto del tiempo con su madre. Y esta es la razón de la primavera: cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la naturaleza pierde sus colores.

La Odisea: Mitos y leyendas

Realizado por Carla Díaz Márquez y Javier Domínguez Vargas 

Llega el mes de Abril  (Aprilis para nuestros amigos latinos) y en este se destaca el Día del libro, por esto en esta edición hemos decidido traeros varios mitos de uno de los libros más importantes de la literatura. Estamos hablando de La Odisea, el cual narra la historia del héroe griego Odiseo y el viaje de regreso a su reino de Ítaca donde le esperan su esposa Penélope y su hijo Telémaco. En este recorrido Homero narra varias leyendas y mitos, los cuales os vamos a contar los tres más interesantes.

LAS SIRENAS:

Odiseo, junto con sus tripulantes, deciden acercarse a la Isla de las Sirenas. Estas criaturas en la Antigüedad tenían cuerpo de ave y rostro de mujer que atraían a los marineros con sus hipnóticos cantos, conduciéndolos a un destino fatal.Odiseo sabía sobre esto último, así que le dijó a todos sus acompañantes que se taparan los oídos con cera y pidió que lo ataran al mástil para que no se dejará envolver en los cantos, ya que él no se iba a tapar sus oídos. De esta forma, Odiseo fue el único hombre que escuchó el canto de las sirenas y sobrevivió.

 

EL MONSTRUO MARINO:

En alta mar, Circe aconseja a Odiseo que navegue más cerca de Escila que de Caribdis.Homero describe a Escila como una bestia con doce piernas y seis cuellos, cada uno con una cabeza devoradora de hombres y filas de tres dientes. Odiseo consiguió pasar, aunque Escila devoró a seis miembros de su tripulación.

POLIFEMO:

Polifemo era el más famoso de los cíclopes, hijo de Poseidón y una ninfa. En este libro, Odiseo llegó a la Isla de los Cíclopes y entró junto con sus acompañantes en una gran cueva. En ella, se dió un banquete con la comida que había. No sabían que esta cueva era el hogar donde vivía Polifemo, quien devoró a varios de ellos, pero Odiseo escapó y formó un plan. Odiseo le dió un barril lleno de vino, cuando Polifemo le preguntó su nombre Odiseo le dijo un nombre que se podía traducir como ‘Nadie’. Cuando el gigante cayó dormido, Odiseo y sus hombres tomaron una lanza y la clavaron en el único ojo de Polifemo. Este empezó a gritar a los demás cíclopes que «Nadie» le había herido, por lo que entendieron que Polifemo se había vuelto loco.

Medusa: víctima de los dioses

Realizado por Carla Díaz Márquez y Javier Domínguez Vargas 

Estamos en el mes de Marzo (Martius en la Antigua Roma),el cual se caracteriza por el Día Internacional de la Mujer (8M). Este día las mujeres deciden salir a la calle para denunciar las agresiones, tanto históricas como actuales, y es que las mujeres durante la historia han sufrido abusos junto a las humillaciones públicas. Por esto, os traemos este mes la historia de Medusa, una de las muchas mujeres que ha sido afectada por las injusticias en la mitología.

Medusa no siempre tuvo la apariencia por la que se la recuerda, ella era la única mortal perteneciente a las tres gorgonas (un monstruo femenino), sus hermanas Esteno y Euríale completaban este trío con la diferencia de que ellas sí eran inmortales. Además como otro factor diferenciador, Medusa era la más bella de sus hermanas y es que su belleza era tan grande que deslumbró a Poseidón, al enamorarse, decidió seducirla (otros autores dicen que la violó) en el templo de Atenea. La diosa se enfureció cuando se enteró de lo ocurrido en su templo y castigó a Medusa dándole serpientes en lugar de cabello y con la maldición de convertir en piedra a quien mirase.

De este abuso, Medusa se embarazó y Atenea, que le tenía rencor a la gorgona, mandó a Perseo a que la matara. Los dioses le brindaron diferentes objetos para ayudarlo en su misión, sin embargo el más importante para su triunfo sería el escudo de Atenea. Este objeto le permitió evitar su peligrosa mirada, cuando se acercó lo suficiente la decapitó con su espada y del cuello cortado de Medusa nacieron el gigante Crisaor y un caballo alado llamado Pegaso. Por otra parte, en una de las versiones más famosas se dice que Perseo le regaló la cabeza de la gorgona a Atenea y esta la pusó en su escudo

No es una noticia nueva que la mitología tanto griega como romana esté llena de relatos con este tipo de agresiones, pero es interesante descubrir que Medusa es solo recordada como un monstruo que convertía a las personas en piedra. Ella solo fue una hermosa joven que se convirtió en otra víctima de los dioses.

En la Antigüedad clásica también entendían de corazones rotos

Realizado por Carla Díaz Márquez y Javier Domínguez Vargas 

Llega el mes de Febrero (Februarius para nuestros amigos latinos) y el amor parece brotar entre las personas, que ansiosas esperan compartir ese día 14 con quienes más quieren y aprecian. Cartas, flores, declaraciones de amor, dulces… Todo parece salir a la perfección al intentar demostrar nuestros sentimientos más profundos a aquellas personas que deseamos. Pero no todo es color de rosa (y nunca mejor dicho), también es un día en el que la friendzone y los corazones rotos por todos esos amores no correspondidos aparecen otro año más, para recordarnos que los amores platónicos y fugaces de los cuentos y películas no son siempre una realidad.

Pues, como no podía ser de otra manera, en la mitología griega podemos encontrar unas de esas historias de desamor que llegan hasta lo más profundo de eso a lo que llamamos corazón. Esta historia va muy ligada a la fundación de Hispalis, la Sevilla de los romanos, y del famoso barrio de Triana. Este mito está protagonizado por el gran héroe Heracles (Hércules), hijo del dios Zeus y de la mortal Alcmena, y por la diosa del amor, la fecundidad y la vida, Astarté.

Cuenta la leyenda que Heracles se enamoró perdidamente de la diosa y, como le viene de familia, el semidiós comenzó una persecución a Astarté para hacerla suya. Fue en estos momentos cuando Astarté encontró refugio en las orillas de la parte más occidental del río Baetis (actualmente conocido como Guadalquivir) de Hispalis, justo donde se encuentra el actual barrio de Triana. Esta sería una bonita semejanza realizada por la mitología que representaba cómo el corazón de Hércules se rompió en dos al fugarse su amada, representando al mismo tiempo las dos caras, mitades u orillas de Sevilla. Hércules se quedó con las tierras justo enfrente de Triana, a la que le dio por nombre Hispalis, mientras que Astarté fundaría Triana.

Esta sería una bonita semejanza realizada por la mitología que representaba cómo el corazón de Hércules se rompió en dos al fugarse su amada, representando al mismo tiempo las dos caras, mitades u orillas de Sevilla. Hércules se quedó con las tierras justo enfrente de Triana, a la que le dio por nombre Hispalis, mientras que Astarté fundaría Triana.

Jano. El dios romano del año nuevo

Realizado por Carla Díaz Márquez y Javier Domínguez Vargas 

Mes de enero, comienzo de año. Las ilusiones y los propósitos realizados a escasos días del año anterior florecen como si de una flor en primavera se tratasen. Pero todo esto que nos parece muy actual, en realidad tiene su germen en el Imperio Romano. Y, aunque haya habido numerosas modificaciones, al comenzar un nuevo año rendimos culto, sin saberlo, a Jano Bifronte, el dios romano del tránsito y los inicios. Este dios es el que da nombre a nuestro mes de enero actual, el cual tiene su origen etimológico en su nombre latino Ianuarius.

Según la mitología romana, Jano es el dios de las puertas, los comienzos, las entradas a portales, los caminos de transición y los finales. Además, es considerado como el dirigente del equilibrio del Universo. Se le invocaba públicamente el primer día de enero y, de esta manera, se convertía así en el dios que apadrina el año nuevo al desterrar del presente al año anterior. Asimismo, custodiaba cualquier tránsito en el tiempo y en el espacio, Jano guardaba las puertas celestiales y las terrenales.

Cuando se mostraba a Jano en cualquiera de sus representaciones, lo hacían con un bastón en la mano derecha y con una llave en la mano izquierda.

Según el poeta romano Ovidio, este dios mira a la vez a Oriente y Occidente consiguiendo equilibrar el cosmos. Jano miraba por una de sus dos caras hacia el solsticio de verano, que representaba la puerta de las almas que llegaban a la Tierra al nacer, y por la otra cara daba la bienvenida al solsticio de invierno, puerta por donde salían las almas de sus cuerpos físicos.

Por otro lado, su templo en Roma contaba con doce puertas que simbolizaban los doce meses del año. Durante el curso de una guerra, las puertas permanecían abiertas. El motivo era proteger a los soldados y transmitirles valentía y fortaleza. Durante períodos de paz las puertas estaban cerradas.

El recinto central del templo estaba ocupado por doce columnas, equivalentes a los doce signos zodiacales. Frente a la figura del dios y sobre el mosaico central se emplazaba la rueda cósmica.

Hércules

Por Sara Pineda

He escogido a este personaje porque fue el fundador mitológico de Sevilla.

Hércules, llamado en realidad por los griegos Heracles, fue un popular héroe perteneciente a la mencionada mitología. Mientras tanto, en Roma y en Europa Occidental se hizo conocido como Hércules, especialmente gracias a la popularidad que le imprimieron los emperadores Cómodo y Maximiano , quienes se identificaron con su figura.

El nacimiento de éste gran héroe se produjo en la ciudad griega de Tebas, mientras que la mayoría de las tragedias griegas que dan cuenta de su vida relatan el odio que por él sintió Hera, es que claro, Hércules, era la viva prueba de las tantas infidelidades que Hera debió sufrir por parte de su esposo Zeus. Aunque en reiteradas oportunidades decidió atentar contra la vida del héroe, e incluso evitar su nacimiento, sus intenciones no prosperó y así es que Hércules se convirtió en ese enorme héroe griego endiosado por la cultura a la cual perteneció.

Una de las leyendas más populares que giran en torno a su figura es la de “Los doce trabajos de Hércules”. En un ataque de ira que le provocó la diosa Hera, Hércules, mató a sus propios hijos y a sus sobrinos; ante tal circunstancia, Hércules, fue obligado por la sibila délfica a llevar a cabo una serie de trabajos que dispusiese Euristeo, el hombre al cual Hércules más odiaba por considerar que le había usurpado su derecho a la corona.

Por supuesto y como no podía ser de otra manera, este gran héroe pudo contra toda esta difícil imposición, superó cada trabajo y su fortaleza se hizo aún más fuerte, contras los deseos de Hera claro está.

Se le atribuyen, entre otras, la muerte del fiero león de los montes de Apera, cuya piel llevaría siempre sobre su cuerpo, o el robo en su décimo trabajo de los bueyes de Gerión, episodio que daría lugar al más famoso de sus viajes, abriendo el camino terrestre denominado desde entonces Vía Heráklea. Su lucha con Gerión se originaría en Erytheia, una de las islas Hespérides, volviendo luego por un camino costero hasta Italia.

Su episodio en Andalucía justificaría la mítica fundación de algunas de sus ciudades importantes, entre ellas Sevilla, la del famoso templo de Hércules de Cádiz, cercana al mismo, y la apertura del Estrecho de Gibraltar, representado por dos grandes columnas que él personalmente separaría con sus manos.

La mitología da por hecho que Hércules tuvo una etapa importante por tierras del sur peninsular. A él se le atribuye en la leyenda las fundaciones de varias de sus ciudades, entre ellas, Sevilla, a la que denominaría Ispal en honor de su hijo Híspalo.

Hércules

Jano

Corazones rotos

Medusa

La Odisea

El rapto de Proserpina